SINOPSIS
"Murió demasiado pronto para saber leer, mas no le hizo falta buscar su epitafio porque halló su tumba siguiendo el rastro de sal de las lágrimas de su madre". A menudo, la señora Baker se preguntaba de quién era la mano que daba un par de golpecitos cada mañana en su mesa. De lo único que estaba segura era de que debía de tratarse de una mano pequeña.
"Murió demasiado pronto para saber leer, mas no le hizo falta buscar su epitafio porque halló su tumba siguiendo el rastro de sal de las lágrimas de su madre". A menudo, la señora Baker se preguntaba de quién era la mano que daba un par de golpecitos cada mañana en su mesa. De lo único que estaba segura era de que debía de tratarse de una mano pequeña.
FICHA
El camino del pozo
Colección El café de Canterville Minerva Gallofré
Editorial: Tres inviernos (50 páginas)
Género: Fantasía
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OPINIÓN PERSONAL
El camino del pozo, de Minerva Gallofré, es otro pequeño librito (bolsilibro) de fantasía de la colección El café de Canterville.
Este relato, como todos los demás de la serie, transcurre en El café de Canterville, y aunque el tema es duro, porque habla de la muerte de un niño, yo he leído esperanza, y me ha parecido bonito.
¿A cuántos de nosotros se nos ha muerto un ser querido? ¿A cuántos, en el momento de saber que jamás volveremos a verlos, a escucharlos, a abrazarlos, hemos creído, para salvar nuestra propia cordura y tristeza, que existía un más allá? Estoy segura de que somos unos cuantos.
Pues Minerva recoge este sentimiento colectivo de no dejar marchar a nuestros seres queridos y nos habla por boca del que se ha ido, que también quiere quedarse, o acaso volver a nacer. Nos habla de ternura. De ayudas para el traspaso.
Y acaba el relato mostrándonos cómo el cordón umbilical no desaparece jamás y siempre mantiene unida el alma de una madre con la de su hijo. Esta historia triste y a la vez serena me ha llegado al corazón.
Caramelos, chocolate y un niño son los ingredientes principales de este bello relato.
¿A cuántos de nosotros se nos ha muerto un ser querido? ¿A cuántos, en el momento de saber que jamás volveremos a verlos, a escucharlos, a abrazarlos, hemos creído, para salvar nuestra propia cordura y tristeza, que existía un más allá? Estoy segura de que somos unos cuantos.
Pues Minerva recoge este sentimiento colectivo de no dejar marchar a nuestros seres queridos y nos habla por boca del que se ha ido, que también quiere quedarse, o acaso volver a nacer. Nos habla de ternura. De ayudas para el traspaso.
Y acaba el relato mostrándonos cómo el cordón umbilical no desaparece jamás y siempre mantiene unida el alma de una madre con la de su hijo. Esta historia triste y a la vez serena me ha llegado al corazón.
"Murió demasiado pronto para saber leer, mas no le hizo falta buscar su epitafio porque halló su tumba siguiendo el rastro de sal de las lágrimas de su madre".¿Qué más puedo decir que no diga por ella misma esta maravillosa frase? Está situada prácticamente al final. Y yo no hubiera añadido absolutamente nada más.
Caramelos, chocolate y un niño son los ingredientes principales de este bello relato.
Como la anterior reseña, os animo a leer estos pequeños bolsilibros (y a escuchar la música y a ver las ilustraciones). Con este en concreto, probad con un café... o con un chocolate picante con chili.
Si os ha gustado la reseña y queréis comprar el libro, pinchad el enlace.
Booktrailer
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