27.7.19

IDOLATRÍA EN LA ESCRITURA


Hace tiempo que le daba vueltas a una idea... Un pequeño post para el blog. Pero como es fácil ofender sin pretenderlo, después de escribir lo que vais a leer, lo había guardado sin el coraje suficiente para publicarlo.

Unas semanas después, el pasado miércoles, Carmen Sereno (escritora y periodista) publicó en el muro de su Facebook la siguiente frase: "Ningún autor necesita que los blogs literarios le rindan pleitesía; eso solo consigue hacerle un flaco favor. Lo que necesita son reseñas argumentadas y sinceras sobre su trabajo".

Y entonces me vine arriba. Había llegado el momento de publicar mis reflexiones sobre el tema. Ahí van.

He estudiado EGB (la primaria de los que ya tenemos una edad) en un colegio de monjas. Y, sin tener en cuenta las ideas religiosas de cada cual, sus enseñanzas me han permitido entender muchas cosas. Cosas que en principio no tendrían demasiado que ver con la literatura pero que me dan una perspectiva especial.

¿Os suena el episodio del Antiguo Testamento del Becerro de Oro? (también es una escena de la película Los Diez Mandamientos) ¿Sabéis qué es el concepto de idolatría?

Seguro que sabéis de qué hablo. ¿Se os ocurre cómo he relacionado idolatría con literatura?

Primero tendríamos que hablar de cuando el lector no tenía contacto con el escritor, sino con su obra escrita. Me salto la parte del mecenazgo histórico porque si no, no acabo.

Después recordaríamos un tiempo que parece muy muy lejano, pero que en realidad está muy cercano, es decir la lectura de una novela (o cualquier género literario) en el que no había redes sociales, en el que la figura del escritor era algo casi intangible e inalcanzable.

Y para finalizar haríamos una sincera introspección para analizar si nuestros escritores TOP nunca se equivocan, todo lo que publican es maravilloso y todas sus obras son impecables.

La libertad no implica hacer o decir lo que a uno le venga en gana. La libertad conlleva (aunque no todo el mundo lo crea así) respeto, educación y empatía. Eso siempre. Y no quiero que perdáis de vista este matiz si seguís leyendo esta entrada.

Es curioso el fenómeno fan que arrastra masas y que confunde al escritor.

(Aquí también se podría hacer un inciso para hablar de lo que escribe un escritor: ¿debe escribir lo que le apetezca sin tener en cuenta los gustos de sus lectores aunque ello suponga que sus libros no se lean? ¿O por el contrario debe escribir a demanda?)

Pero no nos vayamos por las ramas. Idolatría. De eso estamos hablando.

Imagina que eres madre / padre / profesor / educador... y ante ti tienes a alguien querido a quien tienes que ayudar a sacar lo mejor de sí mismo. ¿Le ayudas diciendo que todo lo que hace es perfecto? ¿O te arriesgas (con educación, respeto y admiración por el trabajo hecho) a sufrir una pataleta por su parte (en realidad a nadie le gusta que le digan que se ha equivocado) que nos va a llevar a un enfurruñamiento pasajero (en el caso de un niño) o a tener menos likes en redes (en el caso de bloggers, escritores o lectores).

Al final, cuando encuentras un grupo de personas sinceras con las que poder comentar libros cara a cara, te das cuenta de que la verdad sigue ahí fuera, y que solo tienes que salir a buscarla. La triste realidad es que en ocasiones las redes no son el espacio más fiable para saber opiniones sinceras sobre publicaciones.

Una vez dicho esto, una vez que he condenado a la idolatría, he de confesar algo: se me hace terriblemente difícil decirle a alguien que no ha hecho bien su trabajo (o que no me ha gustado, que para gustos, colores). Así que opto por la opción más cómoda (cobarde): si una novela me gusta, lo digo, lo comparto, lo reseño, lo grito al mundo, lo recomiendo. Si una novela no me gusta, callo, no hago ninguna reseña, expreso mi opinión (creo que siempre con respeto) entre mi círculo más cercano, fuera de las redes.

Lo que me lleva al último punto de este post: ¿le hacemos un favor al escritor callando sus puntos débiles? ¿Nos hacemos un favor a nosotros, los lectores, alabando algo que no nos gusta y que nos seguiremos encontrando si no lo decimos? Este acercamiento entre escritor y lector ¿favorece o entorpece la calidad literaria de los libros?

¿Necesitamos idolatrar al escritor?

Yo prefiero creer en los libros, en las letras, en las palabras. Independientemente de la persona que firme. 

Soy creyente. Creo en la fantasía, en el aleteo de mi corazón cuando leo un beso. Creo en el miedo, en la angustia, cuando el héroe parece incapaz de acabar con el malo de la historia. Creo en la sonrisa de felicidad que me provoca una bonita historia de amor. Creo en la adrenalina de una aventura. Creo en el Dios de la literatura

Cuidado con el Becerro de Oro, porque los que no sean capaces de ver más allá no entrarán en el Reino de los Cielos.

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