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SINOPSIS
Martina trabaja en la cocina de un hotel y su sueño siempre ha sido ser chef para gran decepción de su familia. Lleva unos 10 años con Fernando, que fue uno de sus profesores; y en uno de sus aniversarios van a cenar a El Mar, un restaurante que regenta Pablo, que es excéntrico, brillante e increíblemente atractivo. A partir de aquel momento nada volverá a ser como antes.
OPINIÓN
Elísabet Benavent es absolutamente magnética. Estoy segura de que sus libros están imantados con algún poderoso hechizo porque son irresistibles. Es leer una sola palabra y caer en sus redes. Y esta vez, como todas las anteriores, no es diferente.
Lo que sí que es diferente es tanto la trama como la estructura de la novela, y por supuesto el trasfondo, que va mucho más allá de la simple novela romántica con escenas hot.
¿De qué va la novela? Pues desde mi punto de vista, la escritora nos propone que reflexionemos sobre una pregunta que estoy segura que muchas de nosotras nos hemos hecho. ¿Qué pasa con el amor cuando se termina? ¿Es que nunca ha existido? ¿Resulta que de hecho no era amor porque el amor es para siempre? Es una cuestión que cada personaje resuelve a su manera y que nosotros, los lectores, también resolvemos a medida que vamos pasando las páginas. La suerte es que no nos van a poner nota. No hay respuesta incorrecta. Pero Elísabet Benavent nos muestra la respuesta de unos cuantos personajes, que se plantearán cuándo es amor, cuándo es sexo, cuándo es amistad, y sobre todo, cuándo es de verdad.
Y sobre esa pregunta monta todo un engranaje de personajes y situaciones que desdibujarán vuestra propia realidad porque viviréis durante unas horas (no creo que la novela os dure más) dentro del libro.
Los personajes están tan fabulosamente perfilados como siempre. Y esta vez también tenemos una mención a uno de otra de sus sagas, lo cual confiere al conjunto de su obra un aire de "familia-coqueta", de la que formamos parte tanto personajes como lectores.
Encuentro una evolución positiva a la hora de escoger las personalidades de cada cual. Estamos ante una novela en la que no hay un "villano" pero sí que hay personajes inmaduros o antipáticos que no nos caen bien. Y me parece un acierto. Porque la vida es así. Hay gente a la que no soportamos porque sí. Porque no hay química. Por lo que sea. Pero siguen a nuestro alrededor. Igual que nuestra protagonista, que debe soportar estupideces cada día.
Martina es el personaje más diferente creado hasta ahora por la pluma de Elísabet Benavent, pero, a la vez, es el más trabajado psicológicamente. Martina da para mucho. Aunque en principio no lo parezca.
El lenguaje de la novela merece una mención especial. Hay dos niveles de registro: el de los diálogos y el de las reflexiones. Los diálogos son vulgares, soeces e impresionantemente divertidos e hilarantes. Los he leído varias veces porque rompía a reír, y es que ¿cómo se le puede ocurrir a alguien decir tantas barbaridades juntas? Amaia es la bomba. Pero el registro de las reflexiones, aunque están escritas en un lenguaje ligero, es mucho más comedido, lo que nos da un respiro y dota a la novela de un punto de seriedad que requiere el tema del que está tratando. Todo ello magníficamente entrelazado para no perder el contraste entre lo divertido y la reflexión. ¡No os penséis ahora que estamos ante un libro pesado y aburrido! Porque es todo lo contrario.
Hay dos primeros narradores, Martina y Pablo que se van alternando capítulos. Aunque no es la primera vez que lo hace, creo que es muy difícil entrar en la mente masculina porque es como meterse en territorio desconocido, pero resultado me ha parecido coherente y acorde con lo que se supone que piensa un hombre. Martina habla en pasado, como si nos estuviera contando algo desde la perspectiva de saber qué va a pasar, lo que otorga a la historia una pincelada de melancolía.
Podría seguir y seguir, pero prefiero que leáis la novela y me contéis qué os ha parecido. Rápidamente (no sé si sabré) y en modo esquemático os explico las razones para leer esta novela: porque la trama es redonda, sin incoherencias; porque la evolución de los personajes es creíble; porque es desternillante; porque invita a la reflexión; porque los personajes masculinos son un amor, pero, sobre todo, porque la autora es Elísabet Benavent y todo lo que escribe es estupendo: te atrapa, te deleita y siempre te deja con ganas de más.
Ya no os entretengo más, si aún no tenéis la novela, no esperéis más.
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