17.8.15

Palmeras en la nieve. Luz Gabás (reseña en castellano)

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Clarence está ordenando unos papeles de la familia cuando encuentra una carta dirigida a su tío que le llama mucho la atención. Y es tanto lo que se puede intuir detrás de las líneas de la carta, que empieza a investigar lo que quieren decir esas palabras, porque aunque su padre y su tío le han explicado muchas aventuras de cuando fueron a la isla de Fernando Poo, hace ya 50 años, nada parece estar relacionado con la carta que ha encontrado. Pero hay un silencio hermético alrededor del contenido de esa carta y de la historia que parece que esconde, y, cansada de ello, decide hacer un viaje a la isla para encontrar sus propias respuestas.

En 1953 Kilian y Jacobo, nacidos en Pasolobino, en el pirineo aragonés, abandonan su casa para iniciar un viaje, que no tiene fecha de retorno, hacia una tierra desconocida, lejana y exótica, la isla de Fernando Poo. Irán a trabajar a la finca Sampaka, donde se cultiva uno de los mejores cacaos del mundo. Allí los dos hermanos descubrirán que las normas sociales que conocían son mucho más relajadas, aunque el trabajo en la finca es duro y ellos trabajarán como los que más. Pero el tiempo en la isla les hará adaptarse a su nueva realidad, aunque cada uno afrontará estas diferencias de distinta manera. Mientras que Jacobo actúa como si estuviera de paso y fuera superior a los nativos de la isla; Kilian se preocupará de entender y confraternizar con los nativos, y esa necesidad de adaptación le llevará a cruzar una línea prohibida: enamorarse de una oriunda de la isla. Su amor nacerá en medio de un clima político muy peligroso que al final le obligará a volver a España. 

Durante el tiempo que permanecen en Fernando Poo conocen tanto la amistad y el amor como el odio y el perdón. Un secreto se enterrará en ese momento, pero Clarence, 50 años después está decidida a desenterrarlo. ¿Nos vamos con Clarence a Fernando Poo? Yo me colé en su maleta y viví una aventura entrañable.

Compré Palmeras en la nieve por error. Lo confieso. Era Sant Jordi y aún no le había comprado ningún libro a mi enamorado. Entré corriendo en la librería, vi en letras grandes el nombre de María Dueñas (autora del Tiempo entre costuras) y, aunque el final de ese libro fue una completa decepción (creo que lo acabó rápido quizás para cumplir algún plazo, si no no se entiende que un libro tan magistralmente escrito no concluya casi nada y en dos páginas acabe con una trama interesantísima), cogí el que creí que era su nueva novela. Craso error. Simplemente María Dueñas recomendaba la lectura de Palmeras en la nieve. Caer en esa estrategia de marketing me dio tanta rabia que lo dejé de lado y me negué a leerlo, aunque no era un regalo para mí. Unos meses más tarde me llamó mi cuñada emocionada recomendándome un libro maravilloso, evidentemente era Palmeras en la nieve. Yo ya lo tenía en casa. Había llegado el momento de leerlo. 

No creo que tardara más de unos pocos días en leer las 700 páginas que tiene. Esa semana dormí muy poquito. Al día siguiente nos escribíamos correos con las impresiones que yo tenía del libro (no me hizo ningún spoiler, todo hay que decirlo) y cada día era emocionante porque el ritmo del libro es trepidante, no puedes parar de leerlo, ya que cuando parece que alguna trama se resuelve se encadena con otra. Cerrar el libro era un suplicio, no podía cerrar la historia, seguir con mi vida y esperar a volver a abrirlo para seguir con la aventura. Me enganchó de una manera brutal.

¿Qué os puedo decir que mi entusiasmo no os haya dicho ya? Pues muchas más cosas. La autora se documenta especialmente bien para escribir esta novela y os recomiendo que os leáis todo lo que explica después de la obra. Por ejemplo, en el viaje de ida, en el barco, Kilian lee unos periódicos, pues los artículos son reales, están extraídos del diario local de ese día concreto. Hay algunas licencias literarias, como un incendio que se produjo en el continente y la autora sitúa en la isla, pero en general todos los hechos históricos son ciertos.

Clarence es filóloga y eso atribuye a la profesión un matiz aventurero que, en principio, alguien que se gana la vida enterrando la nariz en los libros no tiene... aunque... yo siempre he dicho que leer es vivir una aventura en cada novela... ¡Me encanta que un escritor dé tanto protagonismo a una lingüista!

La estructura de la novela alterna el momento presente con el pasado, y, como que lo que descubre Clarence sólo son pinceladas de lo que pasó en realidad, por cada nuevo pedazo de verdad descubierta, la escritora nos ofrece un capítulo completo al pasado, que nos muestra esa verdad en toda su dimensión.

Ahora mismo es difícil conocer a alguien que deje atrás sus propias necesidades o anhelos para satisfacer los deseos ajenos. Vivimos en un mundo muy egoísta. Y en esta novela veremos a través de los ojos de Kilian cómo es no ser dueño de tu propia vida, porque tus decisiones están gobernadas por las obligaciones, por el honor, por el respeto y por lo que es justo. 

Otro aspecto magnífico de la novela es el romanticismo, que es tan puro, tan bonito y tan sincero, que me recuerda sin remedio a unos versos de Quevedo: 

"su cuerpo dejarán, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrán sentido.
Polvo serán, mas polvo enamorado."

Aventura, romanticismo, drama, colonialismo. Una historia digna de ser un best seller, que ha visto la luz el 4 de diciembre de 2015 como película. Y sobre ello solo me queda decir que la adaptación a la novela ha estado muy bien, aunque hay una parte muy importante que no sale, lo cual permite demorarse en detalles importantes del resto de la trama.



¿Qué es lo mejor de este libro? Que atrapa desde el primer capítulo, que te transporta a una época colonial, que te muestra una realidad muy bien dibujada, que te lo crees. Es un libro tan bien escrito que, además de disfrutar muchísimo de su lectura, te hace plantear si la historia de la familia no pasó en realidad, y eso, a mi parecer, nos demuestra el talento indiscutible de esta contadora de historias. El poder de transformar unas palabras en un relato que llega directamente hasta el corazón.

Por cierto, si queréis degustar la aventura del cacao, hay una tienda en Barcelona de cacao Sampaka en la calle Consell de Cent, entre Balmes y Rambla de Catalunya (también hay tiendas en Madrid y en Valencia). Os recomiendo la lectura del libro con una tableta de chocolate de la finca donde se desarrolla toda la trama. Seguro que ese trocito de dulce (un pelín amargo) os lleva directamente a Fernando Poo. ¡Que disfrutéis de la lectura y del chocolate!

Trailer de la película

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