18.7.19

RESEÑA "EL FESTÍN", de Marina Pintor

SINOPSIS

Nora se reencuentra con Claudia, una talentosa bailarina a la que conoció de niña, cuando esta pierde la salud de manera drástica. La relación ambigua que se forja entre cuidadora y enferma es el núcleo de esta historia en que la vulnerabilidad y la delicadeza contrastan con lo perverso y lo macabro. Tomando como punto de partida un motivo medieval clásico, El festín es una novela sobre el deseo y sus mecanismos y manifestaciones más oscuras.

FICHA
El festín
Marina Pintor
Publicación: 2019
Obrador editorial (111 páginas)
Género: Narrativa


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OPINIÓN PERSONAL


El festín es la primera novela publicada de Marina Pintor. Es verdaderamente impactante estar leyendo algo y descubrir que, desde la primera frase, la escritora ha sido capaz de juntar palabras de una manera tan increíble que te agarran con fuerza, te meten en la historia y hacen desaparecer todo lo que tienes alrededor. Hay quien lo llama talento.

Leo distintos géneros. Disfruto con historias ligeras y con novelas que me hacen reflexionar. 

Pero El festín es algo más. Es estar viendo el nacimiento de una gran escritora con su primera novela. El primer paso de un largo camino que espero que nos deleite con muchas obras más.

Marina Pintor nos explica una historia sencilla, la más ancestral de todas: un amor no correspondido, pero en un contexto muy actual sin justificaciones ni explicaciones vanas. 

Nora no tiene clara su identidad en este mundo, y sus circunstancias familiares le hacen vivir la realidad a su manera. Novela tremendamente introspectiva, con pocos diálogos, nos mete de lleno en el corazón y la mente de Nora: sus miedos, sus anhelos, sus frustraciones, sus traiciones. Nora va a explicar qué siente y cómo se siente, y en ese monólogo postmortem con su padre, los lectores vamos a conocer cómo era su progenitor, con la misma técnica (o parecida) que utilizó Miguel Delibes en su obra Cinco horas con Mario.

Más allá de un amor no correspondido veremos la relación de Nora con los personajes de esta novela: con su padre, y de qué forma las ideas de un progenitor nos influencian; con Claudia,  y cómo vivimos al lado de personas que nos son próximas sin que conozcamos sus secretos, secretos que muchas veces nos incumben...

La trama se puede explicar de forma sencilla si nos ceñimos a que Nora se siente atraída por alguien que parece que no le corresponde. De forma complicada la podemos explicar también cuando los celos gobiernan la razón. No busquéis romanticismo en esta novela. Aunque sí que habrá sentimientos. Sentimientos descarnados y brutalmente mostrados

La novela es corta, cortísima. Poco más de 100 páginas. Yo soy de historias largas, de disfrutar durante páginas de personajes y de situaciones, pero claro, Marina Pintor ha querido desprenderse de lo superfluo e ir directamente al meollo, a lo importante. No sobra nada, por supuesto. Pero lo más importante es que no falta nada tampoco.

La estructura de la novela es, también, muy diferente. A mí me hubiera gustado que hubiera un índice, porque, de entrada, cuando empiezas a leer piensas que quizás ha habido un error al titular los capítulos. Pero no. Todo es correcto. 

Cuando abrimos el libro, nos encontramos que, después del epígrafe (una cita de Miguel Hernández), empieza la novela, así, de repente, sin título de capítulo, sin nada más que las palabras abruptas y directas sobre algo que pasó trece años antes de que empiece la historia. Y luego el capítulo 4. Empezamos por el final. Seguimos con el capítulo 3. Nos paramos para que la historia cobre sentido y acabamos con el 0, con el principio de todo, con el nacimiento de Nora que nos lleva a la conclusión de la historia. Una novela desestructurada que no te hace perder en ningún momento el hilo de la historia que te están contando.

El final es extraño, distinto, macabro. Nada que se parezca a algo que haya leído con anterioridad. Y aunque la escena que clausura la novela se entiende, sentí que había algo en ese final que se me escapaba. Algo sublime que tenía delante y que no veía. Como conozco a la editora del libro, se lo pregunté directamente. A lo que me contestó que el final tenía que ver con la leyenda medieval catalana relacionada con el trobador Guillem de Cabestany. Aunque soy filóloga catalana, confieso que había olvidado en qué consistía la leyenda. Lo busqué por Internet y entonces entendí la magnitud de esta novela. Me di cuenta de que esta historia es redonda. Y que, más allá de una novela bien escrita, que además atrapa y que es lo suficientemente corta para leerla sin interrupciones, consigue adaptar un clásico medieval a nuestros días. 

Cerré el libro con ganas de volverlo a empezar. Es una de esas historias que con cada lectura estoy segura de que descubriré nuevos matices. 

En fin, es una novela muy recomendable. Distinta a cualquier historia que hayáis leído antes, escrita de manera magistral. Espero que os guste tanto como a mí.

Si os ha gustado la reseña y queréis comprar la novela pinchad el enlace (en papel).


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